El Cardenal Tagle insta a la Iglesia a llevar a cabo una acción curativa
Los diáconos deben sanar las heridas
El cardenal filipino Luis Antonio Tagle, Manila, abogó en favor de una Iglesia servidora y curativa, ante diáconos de los cinco continentes. “El servicio a los pobres, enfermos y marginados no es en absoluto algo opcional para la Iglesia”, el cardenal dijo en la Conferencia de Estudios del Centro Internacional del diaconado (CID). “El servicio a la comunidad mundial debe derivar de la misión encomendada por Jesucristo, que llevó al máximo la dedicación a la humanidad. Servir a las personas significa inclinarse, no ser exaltado”.
Tagle, quien también es Presidente de Caritas Internationalis, indicó que se espera una actitud básica de servicio de todos los cristianos bautizados. Los diáconos, especialmente, pero también todos los clérigos deben servir a la comunidad y, como discípulos de Cristo, sanar las heridas infligidas en varias relaciones. El arzobispo de Manila recomienda “un balde de agua y una toalla” como regalos para la consagración de un obispo, con el fin de recordar a los candidatos la tarea encomendada por Jesús: inclinarse y lavar los pies de los pobres, los enfermos y los marginados.
El cardenal describió un individualismo generalizado como la causa de una disminución de la humanidad y dio varios ejemplos: el racismo, la xenofobia, la discriminación étnica y religiosa. “El individualismo es una de las razones por la que los seres humanos se hacen invisibles. Tal marginación y alienación perjudica la comunión entre los seres humanos y necesita ser sanada. Esto también se refiere a la economía mundial”, subrayó Tagle. “La riqueza del mundo se acumula muy rápidamente en cada vez menos manos, mientras que la mayoría de la gente tiene que vivir en la pobreza. ¿Qué tipo de crecimiento es este?” preguntó el cardenal, “¿o es solo injusticia legitimizada?”
Tagle instó a favor de una nueva “cultura del encuentro”, en que los marginados no se pierdan de vista y sus heridas sean tocadas. Con respecto a los que sufren, el impulso podría ser la frase “Podrían ser mis padres, mis hermanos o mis amigos”. Esto, según el cardenal, no debe significar un cuidado venido desde arriba, sino más bien la solidaridad entre hermanos y hermanas. Tampoco significa una relación de dar y recibir. “Los pobres nos pueden enseñar lo que falta en el sistema dominante”.