El primer diácono permanente en Honduras fue ordenado en abril 2012 por la arquidiócesis de Tegucigalpa
Comienzos
Ordenación en julio de 2016
El primer diácono permanente en Honduras fue ordenado en abril 2012 por la arquidiócesis de Tegucigalpa. Fue el fundador y rector de la Universidad Católica de Honduras. El segundo, también un catedrático, fue ordenado en 2015, en Tegucigalpa. Un tercer fue ordenado en 2018. Hay otro diácono permanente, es miembro de una organización misionera, que trabaja en un barrio pobre en Comayaguela. Fue ordenado en San Francisco, EEUU. Los cuatro son casados.
Yo fui ordenado en julio de 2016 para la diócesis de Santa Rosa de Copán, el primero en la diócesis. Yo había estado un misionero laico en Honduras desde 2007. Soy célibe. Trabajo en una parroquia rural.
La Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) es en el proceso de establecer algunas normas para el diaconado.
RETOS
El gran reto es comenzar el proceso en el país y en la diócesis de Santa Rosa de Copán, donde el obispo quiere comenzar. Como el obispo encargado con la Pastoral del clero en la Conferencia (CEH), Monseñor Darwin Andino está empujando el proceso nacional.
OPPORTUNIDADES
Nuestro obispo está muy abierto al diaconado permanente. La Conferencia es en el proceso de desarrollar los documentos eclesiales.
En muchas partes de país hay delegados y delegadas de la Palabra que coordinan las Celebraciones de la Palabra en las aldeas remotas. Tal vez podemos encontrar algunos candidatos entre los delegados.
Objetivos
Obteniendo direcciones mientras ayudaba a una brigada médica
La única experiencia del diácono de la mayoría de la gente es el diácono que va a ser ordenado presbítero. Muchas no tienen ningún idea del diaconado como estado permanente y su papel.
Hasta ahora los diáconos ordenados en Honduras han tenido títulos avanzados. Pero hay un nivel bajo de escolaridad en el país, especialmente en las zonas rurales. ¿Vamos a abrir el diaconado permanente a los que no tiene más que seis años de educación formal? Muchos delegados y otra gente de pastoral practican el carisma diaconal, sin ordenación – ayudando a los marginados, reflexionando sobre las lecturas en las celebraciones dominicales, catequizando.
Desde 1966 Delegados de la Palabra han estado presentes en el país, presidiendo en Celebraciones de la Palabra de Dios en las aldeas remotos. ¿Cómo integrar el diácono permanente en la estructura diocesana y parroquial para fomentar el ministerio de los laicos?
Otro desafío es el problema de caciquismo. En algunas aldeas los delegados funcionan como los líderes y hacen muchas decisiones en la iglesia local. Yo pienso que el problema de caciquismo es relacionado con un clericalismo fuerte en el país, especialmente entre algunos laicos, más que todo en la gente pobre.
Bautismo de algunas jóvenes en una población rural
Otro problema es el entendimiento de la teología y practica del diácono permanente entre el clero. Algunos miran el diácono como una persona para ayudar en la liturgia y en los sacramentos. ¿Cómo puede el diácono permanente ser un ícono de Cristo Servidor? ¿Cómo podemos promover el diaconado como motivador de la diaconía de todos los fieles?
Finalmente, para evitar un diaconado puramente funcional, restringido a servir en el altar y al dentro de la iglesia, veo la necesidad de tener un perfil del diacono sirviendo en las periferias.
Diácono Juan Donaghy, Diözese Santa Rosa de Copán