Informe de una diaconisa sobre la diakonia en Finlandia
“Doy gracias por ser diaconisa y alabo a Dios, que me ha concedido un don tan grande en mi vida”. (Diaconisa Terttu Pohjolainen)
En la Iglesia Evangélico-Luterana Finlandesa, la palabra “diaconisa” se refiere a una persona que, habiendo completado tanto una formación de enfermería y asistencia sanitaria, como una formación y una práctica eclesiástica, luego recibió la ordenación diaconal. Yo misma fui ordenada diaconisa en 1975 por el obispo de la diócesis de Tampere, Erkki Kansanaho (1966 – 1981). He realizado muchos tipos de trabajo en mi vida. He trabajado como enfermera y educadora infantil, en el cargo de diaconisa en una parroquia, formadora diaconal vocacional, profesora principal de diaconía en una universidad de ciencias aplicadas, directora / rectora de instituciones educativas, directora de operaciones en servicios para personas con discapacidad, en el sector social y en muchos cargos eclesiásticos, sociales e internacionales de confianza en el ámbito diaconal como también en el sector social y sanitario. Cuando era joven, mi maestro aseguraba: “Quien una vez es diaconisa, siempre será diaconisa”. Esto es algo que he experimentado muy intensamente en todo lo que he tenido la ocasión de hacer en mi vida. En mi ordenación como diaconisa prometí servir a la Iglesia de Cristo “siempre y en todo lugar” y ser seguidora de Cristo en mi vida. La llamada al ministerio de diaconisa, la ordenación diaconal y vivir como sierva de Cristo me han llevado cada día. Por eso hoy me siento agradecida y puedo alabar a Dios que me ha dado un regalo tan grande en mi vida.
La Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia tiene aproximadamente 1300 despachos diaconales en las parroquias; dichos despachos emplean a diaconisas y diáconos para tareas diaconales profesionales. Los diáconos, por su parte, han recibido formación y educación tanto en el ámbito social como en el eclesiástico. Los diáconos y diaconisas que prestan servicio como trabajadores diaconales en las parroquias pueden ser hombres o mujeres. Actualmente, para graduarse como diácono o diaconisa se requiere un título de una universidad de ciencias aplicadas. Un trabajador social / diácono tiene una licenciatura de 210 créditos en asistencia social y sanitaria. Una enfermera/diaconisa tiene una licenciatura de 240 créditos en asistencia social y sanitaria. Estas titulaciones tienen que incluir estudios teológicos, eclesiásticos y parroquiales, así como diaconales, de acuerdo con las decisiones tomadas por la Iglesia. Así, la base de conocimientos de la formación de diáconos y diaconisas se construye de forma multidisciplinar, no sólo a partir de la teología, sino también de las ciencias sociales y de la salud. El Estado finlandés sufraga la educación que reciben los diáconos y las diaconisas. Los títulos capacitan para el trabajo diaconal profesional en parroquias o en organizaciones eclesiásticas, así como en tareas sociales y sanitarias en la sociedad.
En las parroquias, los diáconos y las diaconisas encuentran, apoyan y ayudan a personas, familias y miembros de la comunidad que viven situaciones vitales difíciles. La angustia a la que se enfrentan diáconos y diaconisas en su trabajo es diversa y está relacionada, por ejemplo, con la soledad, la enfermedad, el duelo, las dificultades económicas, el abuso de sustancias y la violencia. El trabajo diaconal significa no sólo ayudar en la angustia, sino también influir en sus causas para promover una vida digna para todas las personas. En el centro del trabajo está la defensa de la dignidad humana y la realización de la justicia social. Los diáconos o diaconisas también pueden desempeñar funciones en la liturgia parroquial, como por ejemplo la oración de intercesión, la asistencia a la Santa Cena del Señor o la predicación con permiso del vicario. También pueden llevar la Comunión consagrada a los hogares de los enfermos. Los diáconos y las diaconisas colaboran, por ejemplo, con la asistencia social y sanitaria y con diversas organizaciones. También forman, apoyan y guían a miles de voluntarios en Finlandia en tareas de trabajo diaconal, como personas de apoyo, cuidados paliativos o líneas de ayuda.
La Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia ha realizado actividades diaconales desde hace 150 años. Las actividades diaconales llegaron a Finlandia desde Kaiserswerth, Alemania, a través del movimiento de instituciones diaconales (de las diaconisas) que se extendió por todo el mundo en la segunda mitad del siglo XIX. Las primeras instituciones diaconales (de diaconisas) se establecieron en Helsinki (1867) y Vyborg (1869); éste último se trasladó a Lahti después de la Segunda Guerra Mundial. Las instituciones diaconales trabajaban en buena cooperación con parroquias y diócesis para ayudar a personas con diversas dificultades. El año pasado, nuestra Iglesia celebró el 150 aniversario de la diaconía. La primera diaconisa de la Iglesia de Finlandia, Mathilda Hoffman, fue ordenada diaconisa en la iglesia “Santos Pedro y Pablo” de Vyborg el 1 de septiembre de 1872. Según el movimiento Kaiserswerth, fue el director de la Institución de Diaconisas de Vyborg quien ordenó diaconisa a la hermana Mathilda. Sor Mathilda trabajó como diaconisa durante 52 años de su vida. Su lugar de trabajo era la Casa de Diaconisas de Vyborg. La parroquia de Rauma fue la primera en contratar a la diaconisa Cecilia Blomquist para la labor diaconal de la parroquia en 1879. En su esencia, la misión de la diaconía ha seguido siendo la misma a lo largo de los siglos. Reconocer la angustia, la capacidad de estar presente y conocer a la gente eran características clave de las primeras diaconisas de Finlandia. Estas aptitudes también se exigen a las diaconisas y a los diáconos de hoy.
Desde los tiempos de Sor Mathilda, las actividades diaconales, el trabajo diaconal, el ministerio de diácono/diaconisa o el diaconado se han tratado en nuestra Iglesia de muchas maneras. La primera ordenación de una diaconisa en la Iglesia de Finlandia por parte de un Obispo tuvo lugar en la diócesis de Oulu …..en 1927. Sin embargo, las ordenaciones episcopales no se generalizaron hasta la década de los 1940. Los debates de principios del siglo XX condujeron a la decisión del Sínodo de la Iglesia – tomada en 1943 de que en toda parroquia evangélica luterana finlandesa debe haber un despacho diaconal. Esta decisión sigue vigente en la actualidad. También se decidió que la formación de diáconos comenzara en 1953 en el Colegio Diaconal de Järvenpää. Los primeros diáconos fueron ordenados por el obispo Eino Sormunen el 16 de octubre de 1955 en la iglesia de Järvenpää.
La práctica actual es que cada parroquia tiene un despacho diaconal por cada 4.000 miembros de la congregación. Mi parroquia, por ejemplo, tiene unos 10.000 miembros y, por tanto, tres despachos diaconales, uno de los cuales es el despacho del diácono principal. Las grandes parroquias también tienen despachos diaconales para tareas especiales, como servicios para personas con discapacidad, trabajo en prisiones, trabajo en casos de abuso de sustancias o cuidado de ancianos. Además, nuestra Iglesia tiene despachos diaconales en la diócesis y despachos diaconales especiales de la Iglesia en su conjunto. Los diáconos o diaconisas pueden trabajar en estos despachos.
El Manual de la Iglesia aprobado por el Sínodo de la Iglesia contiene una fórmula separada para la ordenación al diaconado. El diácono o la diaconisa que haya obtenido un título universitario de ciencias aplicadas debe solicitar por escrito la ordenación al diaconado. La ordenación es decidida y realizada por el obispo de la diócesis. Los diáconos o diaconisas ordenados deben tener vocación para las tareas eclesiásticas, y la diócesis organiza para ellos la formación para la ordenación. El obispo entrega un libro diaconal a la diaconisa o diácono ordenado. También tienen derecho a llevar la camisa verde y la estola en el Servicio Divino como signo del diaconado.
En las diócesis finlandesas, los obispos ordenan diáconos y diaconisas para el diaconado. A pesar de ello, el diaconado como ministerio ordenado en sí mismo ha sido objeto de debate durante muchas décadas. Se han presentado iniciativas, informes y propuestas al Sínodo de la Iglesia. Sin embargo, el proceso no ha concluido. El Comité de Asuntos Jurídicos del Sínodo de la Iglesia ha declarado que “no hay consenso suficiente sobre la base teológica de la ordenación”. De momento, el Sínodo de la Iglesia ha cerrado el debate sobre el diaconado en 2019. La cuestión básica, la naturaleza teológica del diaconado, ha quedado poco clara en estas discusiones. La diaconisa Laura Puustinen, como estudiante de doctorado en teología, describe humorosamente en su artículo que estamos “casi en un perpetuum mobile” en nuestra Iglesia, cuando examinamos la discusión sobre el diaconado entre 1959 y 2019. La base de las discusiones sobre el desarrollo del diaconado en Finlandia ha sido la idea del triple ordenamiento del ministerio ordenado aceptada en las discusiones ecuménicas, en las que el ministerio ordenado de la Iglesia consiste en obispo, sacerdote y diácono. Nuestra Iglesia ha mantenido diálogos ecuménicos, por ejemplo, con el Consejo Mundial de Iglesias, con las Iglesias Ortodoxa, Anglicana y Católica, a partir del ministerio ordenado de la Iglesia y del diaconado. De estos debates han surgido diversos compromisos y documentos, pero sin llegar a ninguna conclusión práctica clara sobre el diaconado en Finlandia .
A pesar de todo, la diaconía es un campo de trabajo fuerte y esencial en la Iglesia de Finlandia. Nuestro Ordenamiento Eclesiástico define en qué consiste la diaconía: “La parroquia y sus miembros deben practicar la diaconía, cuya finalidad es prestar socorro basado en la caridad cristiana, especialmente a los más desamparados y a los que no se ayuda de otra manera” (Orden Eclesiástica 4:3. Véase Juan 5:7.).
En el conjunto de la sociedad finlandesa hay un número mucho mayor de diáconos y diaconisas que las aproximadamente 1.300 personas que trabajan en la labor diaconal de la Iglesia. Hay, por ejemplo, enfermeras diaconales, enfermeras sanitarias, trabajadoras sociales, educadoras, profesoras, personas con cargos directivos o investigadoras. Los diáconos y diaconisas se reúnen periódicamente en las Jornadas de Diaconía de la Iglesia. Los diáconos y diaconisas están organizados en su propio sindicato de trabajadores diaconales, que publicó las directrices éticas para los trabajadores diaconales en 2016. El Día del Diaconado se celebra anualmente el 1 de septiembre. Se ha creado la Sociedad Diaconal para la investigación de este ámbito, que publica la revista Diaconia. En la Universidad de Ciencias Aplicadas se imparte formación básica y continua en el ámbito de la diaconía. Las instituciones diaconales llevan a cabo una valiosa labor educativa, investigadora, social y sanitaria y contribuyen al desarrollo de las actividades diaconales. Personalmente, desearía que, en el futuro, a la hora de justificar teológicamente el diaconado, nos apoyemos aún más en los fundamentos teológicos bíblicos y busquemos innovaciones para la diaconía y el diaconado a partir de las enseñanzas y prácticas de nuestros Padres Apostólicos.
Bibliografía:
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