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Los diáconos en Chile

Nuestro delegado Miguel Ángel Herrera Parra describe la situación de los diáconos en Chile, su número, su misión y los desafíos actuales.

1) ¿Cuántos diáconos hay en Chile?

Siempre que Chile se compara con los países desarrollados, pierde en todos los indicadores y quedamos muy apenados.
En el ámbito de los diáconos permanentes, si comparamos el diaconado en Chile, con el país que tiene la mayor cantidad de diáconos del mundo, es decir, con Estados Unidos, veamos qué pasa1:

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a) Cantidad de diáconos por habitante:

Estados Unidos tiene una población total de 327.054.000 habitantes y cuenta con 18.938 diáconos. Por lo tanto, en ese país hay un diácono para 17.270 habitantes. Chile, por su parte, tiene una población de 17.793.000 habitantes y cuenta con 1.200 diáconos. Por lo tanto, en Chile tenemos un diácono por cada 14.828 habitantes, cifra que es mejor que la de Estados Unidos.
Otros países a comparar serían: Brasil, con un diácono por cada 43.664 personas, Argentina con un diácono por cada 45.871 personas, Colombia, con un diácono por cada 62.406 personas, España, con un diácono por cada 104.369 personas y México, con un diácono por cada 138.598 personas.

b) Diócesis que han asumido la restauración del diaconado, como indicó el Concilio Vaticano II:

Estados Unidos cuenta con Programas de Formación para el Diaconado en 174 de sus 196 diócesis, es decir, en el 89.0% de ellas. Chile, por su parte, cuenta con Programas de Formación para el diaconado en 26 de sus 27 diócesis, es decir, en el 96,3% de ellas, porcentaje que es superior al de Estados Unidos. La única diócesis de Chile que no tiene formación de diáconos es la de Illapel, pero en dicha diócesis, hay dos diáconos incardinados trabajando pastoralmente, los que han sido formados en otras diócesis chilenas.

c) Ser pioneros en la formación y en la ordenación de diáconos:

Estados Unidos ha celebrado, en julio de 2018, los 50 años de la restauración del diaconado en las diócesis de su país. Por su parte, Chile, celebró los 50 años de la restauración del diaconado en julio de 2017, es decir un año antes que los estadounidenses. Además, el Cardenal Raúl Silva Henríquez, Arzobispo de Santiago, gran impulsor del diaconado en Chile, fue uno de los Cardenales que – al finalizar el Concilio Vaticano II, junto a otros Cardenales de Europa y de otros países- formaron y apoyaron la creación del Centro Internacional del Diaconado, CID, cuya sede está en Alemania. El CID es un gran apoyo actualmente para todos los diáconos del mundo.
Por lo tanto, a la luz de esos tres indicadores globales, podemos constatar que – proporcionalmente – Chile, aunque es un país pequeño y distante del centro mundial, puede ser considerado “campeón mundial” del diaconado, ya que cuenta con el mejor coeficiente de diáconos por habitante; el Episcopado nacional asumió tempranamente el desafío de la restauración del diaconado impulsada por el Concilio Vaticano II; y la Iglesia de Chile ha sido pionera en la formación y ordenación de los diáconos.

2) ¿Cuál es la misión de los diáconos?

El ministerio del diácono permanente2 se caracteriza por el ejercicio de los tres “munera” (servicios) propios del ministerio ordenado, según la perspectiva específica de la diaconía

Munus docendi (servicio de enseñar): el diácono está llamado a proclamar la Escritura e instruir y exhortar al pueblo.

Munus sanctificandi (servicio de santificar): se desarrolla en la oración, en la administración solemne del bautismo, en la conservación y distribución de la Eucaristía, en la asistencia y bendición del matrimonio, en presidir el rito de los funerales y de la sepultura y en la administración de los sacramentales.

Munus regendi (servicio de conducir): se ejerce en la dedicación a las obras de caridad y de asistencia, y en la animación de comunidades o sectores de la vida eclesial, especialmente en lo que concierne a la caridad. Este es el ministerio más característico del diácono e implica un decidido servicio a la justicia y a la igualdad.

Los diáconos permanentes deben cubrir los más variados campos de acción ministerial, tanto en el plano territorial como ambiental, para que así, la acción salvífica de la Iglesia llegue a todos los rincones de la sociedad. En Chile se subrayan – como importantes – los siguientes espacios pastorales: los jóvenes, la familia, las Comunidades Eclesiales de Base, los pobres, los obreros y campesinos, la educación, la salud, los medios de comunicación social, los migrantes, los pueblos originarios, la diversidad sexual, y cualquier otro campo pastoral de frontera que se descubra.

3) Logros y dificultades

Algunos logros:

En los últimos años ha crecido favorablemente la conciencia de los Diáconos Permanentes en torno a la propia misión eclesial, no ligada únicamente al ejercicio del ministerio litúrgico, sino abierta a otros campos, como el acompañamiento de comunidades y capillas que por la actividad diaconal se convierten en centros vivos de acogida, participación y evangelización, presencia en ambientes educativos, laborales y otros, tareas de solidaridad y caridad evangélica, acompañamiento espiritual de numerosos laicos agentes pastorales, en la Pastoral de la Familia, de los Jóvenes, de la Liturgia, de la Catequesis, en la Pastoral de los Trabajadores, en Pastoral Bíblica, también como Administradores de Bienes, Jueces, o en diversos cargos diocesanos.

La dimensión misionera, se ha ido abriendo camino paulatinamente a medida de la creación de espacios institucionales, así van surgiendo los Diáconos que desempeñan su ministerio en las tareas de los Colegios y Liceos no sólo de Iglesia sino también en algunos de carácter estatal, en los Hospitales y Clínicas públicos y privados, en gran cantidad de empresas, acompañando y organizando a los que viven de la caridad pública, con los pescadores, junto a los mineros, con los pueblos originarios, en las cárceles trabajando con reclusos y gendarmes, en los medios de comunicación social, en las Universidades, Católicas, privadas o estatales, en el Obispado castrense, ciertamente estas tareas representan un gran apoyo y acompañamiento del Pueblo de Dios.

Otro avance significativo ha sido la aprobación y publicación, durante el año 2006, de las Orientaciones Pastorales para el Diaconado Permanente: “Don y Misión”, que los Obispos han entregado al cuerpo diaconal y a la Iglesia en Chile.

En los últimos tres años, en la arquidiócesis de Santiago, se ha ofrecido (mediante becas) a través de la Vicaría para el Clero- cursos de formación permanente para los diáconos permanentes y sus esposas, a partir de un diagnóstico que se efectuó en el año 2016. Los últimos cursos realizados, con el apoyo de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica, son “Evangelio según San Marcos”, “Doctrina Social de la Iglesia” y “Predicación diaconal”. El próximo curso será “Los diáconos en las nuevas fronteras”.

También podemos mencionar que cada día se observa una mayor conciencia de la vocación diaconal como don de la Iglesia. Una mayor conciencia de efectuar mejores procesos de discernimiento vocacional con la incorporación de esposas e hijos y una mejor estructuración de los diferentes centros de formación de nuestras diócesis lo que, también, redunda en una cada vez mejor integración y comunión en el Clero diocesano.

Un notable avance son las cada vez más numerosas pequeñas comunidades o fraternidades de Diáconos donde junto a sus esposas comparten la vida y el ministerio, enriqueciéndose mutuamente y al mismo tiempo experimentando la experiencia de la vida comunitaria de la Iglesia.

Algunas dificultades:

En el desarrollo de este ministerio vislumbramos algunas dificultades que a veces impiden un mayor florecimiento de él, como son la persistencia de prejuicios negativos en algunos sacerdotes y Obispos hacia la misión y el rol del Diácono Permanente, en su mayoría, producto del desconocimiento que aún existe de este ministerio.
También el que todavía exista un, aunque bajo, porcentaje de Diáconos Permanentes en cada diócesis que no se integra al Cuerpo Diaconal correspondiente, ni participa por razones de trabajo, salud, costo o lejanía.

Para la formación y fortalecimiento del cuerpo diaconal aún persisten dificultades para reunirse en muchas diócesis ya que en razón de las condiciones geográficas la situación económica de los Diáconos dificulta sus desplazamientos.

Miguel Ángel Herrera Parra, Diácono Permanente, Licenciado en Sociología por la Universidad de Chile, Magíster en Educación Religiosa por la Universidad Católica Silva Henríquez, Diplomado en Actualización Teológica por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Diácono de la Parroquia San Alberto Hurtado de Peñalolén. Director de Incidencia de la Delegación para la Pastoral Familiar del Arzobispado de Santiago. Delegado del Centro Internacional del Diaconado, CID.

1 “Los diáconos permanentes constituyen el grupo de clérigos que crece con notable vivacidad. El incremento medio anual durante el período 2010-2015 fue igual a 2.88%, globalmente, y continuó en 2016, aunque a un ritmo más lento (2.34%); en ese año ascienden a 46.312 en comparación con los 39.564 registrados en 2010.” (Fuente: Anuario Pontificio 2018 y del “Annuarium Statisticum Ecclesiae” 2016)

2 “Diaconado Permanente: Don y Misión. Orientaciones Pastorales para el Diaconado Permanente”, Conferencia Episcopal de Chile, Julio 2006, N ° 45.


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