World Café Suiza
Comienzos
El día 30 de mayo 1976, o sea más de un año antes de la reintroducción oficial del diaconado permanente en Suiza, el Obispo Anton Hänggi ordenó el primer diácono permanente para la Diócesis de Basilea. La reintroducción no estuvo exenta de controversias. Fueron principalmente los asistentes pastorales, mujeres y hombres, quienes vieron en esta reintroducción un caso más de clericalización y de privación de derechos de las mujeres, ya que estas no pueden ser ordenadas. En las diócesis suizas de habla alemana, el diaconado puede ser conferido solo a quienes tengan una formación teológica. Por lo tanto, se trata de un diaconado pastoral. Y éste sigue siendo el caso hoy en día. La situación es diferente en el Oeste y en el Sur del país, donde se prefiere el modelo del diaconado con una profesión civil. En cuanto a los números, sigue dominando el diaconado pastoral, a pesar del reciente aumento en el número de ordenaciones en la parte occidental del país. A presente hay unos 250 diáconos en Suiza.
Retos
Los diáconos permanentes en las regiones germanoparlantes de Suiza se identifican, en primer lugar, como proveedores de cuidado espiritual. Ven muy poca diferencia entre ellos mismos, los presbíteros y los asistentes pastorales. Para ellos, es transcendente el trabajo pastoral común y complementario. Las áreas pastorales (Diócesis de Basilea) pueden ser lideradas, del punto de vista administrativo, por sacerdotes, diáconos o seglares. Las jerarquías planas son características para la Suiza de habla alemana. Esto tiene la desventaja que los diáconos no están tan bien organizado y que casi no se ha logrado desarrollar una identidad específicamente diaconal.
Oportunidades
Los diáconos ejercen su ministerio en muchos lugares y, junto con los demás ministros, reflejan la diversidad de las vocaciones. Son capellanes categoriales, líderes de departamentos especializados o ministros parroquiales. Son constructores de puentes ente el clero y el laicado, entre el sacramento y la vida diaria mismos como tales, y, a menudo, se reconocen a sí mismos como tales, ya que su posición es semejante a la de los seglares en la vida social y familiar pero, al mismo tiempo, pertenecen al clero.
Objetivos
Los diáconos están manteniendo un “perfil bajo”. Por un lado, es simpático que no sobrevaloran su propia importancia. Sin embargo, a largo plazo, tanto las autoridades eclesiales, como los diáconos, tendrán que ocuparse del tema del perfil y de la misión del diácono. El modelo mencionado está bien arraigado en Suiza, pero, en la Iglesia a nivel mundial, es más bien una excepción. ¿Quizás el “modelo suizo” represente una oportunidad para otras Iglesias locales?
Diácono Martin Brunner-Artho, Delegado del CID, Director de MISSIO